A media mañana los domingos / Claudia Schvartz

 

A media mañana los domingos

No todos pero algunos, después del ritual mate

Pan negro queso blanco y dulce de membrillo

o incluso mejor si es el de frutilla

la voz queda de ambos yendo y viniendo

sobre titulares de los diarios y entrelíneas

Comentarios políticos y cuestiones o palabras irrepetibles

La voz retenida para no despertar a las hijas en jauría

Y así continuar aún la sólida conversación de los amantes

 

 

Luego entonces, cuando la alianza estalla

Con la estruendosa aparición una tras otra

la totalidad de hijas

disuelta ya la tregua en gritos y celadas

Sonaba el timbre quedo a mitad de la mañana

Y era el tío Maure entrando por el largo pasillo de la infancia

Su delgada estatura de sonrisa tristísima

 

 

Los hermanos no se encierran

Papá se queda en la cama apoyada la cabeza

Sobre las mullidas almohadas de pluma

Gordas de pluma que a veces hace volar

sobre sus hijas a la hora del quillonazo pero esos son

sucesos vespertinos

del domingo también

pero de acción al cabo del día

La gran cabeza hundida allí desde donde otea y piensa

Maure se ha sentado al borde de la cama y ambos reúnen sus cabezas

Quedamente surge entonces la extraña música

Cuentos, dichos y risas y sonrisas musitadas en ese idioma inaccesible

Los delgados hombros de Maure la curva de su espalda

– pena da mirarlo demasiado

Como si fuera a quebrarse

Él es quien cuenta

su voz casi inaudible musita

 

 

Y el mayor pregunta y calla y aparece en su rostro la sonrisa

Treinta y siete

misteriosa introspectiva astuta  desde el fondo de la curva sopesa

Y vuelven a inclinarse ambos y allí el Tío Maure también ríe bajito

Son sus hombros los que se estremecen

libres de toda la carga que ha soportado

él ríe y su carcajada es en sordina

 

 

Flacos sus hombros suavemente se estremecen

Suavemente en sordina el carcaj de la risa

Se apoya en los visibles omóplatos libres ahora

De la evidente carga que ha llevado en la vida

Y ríen los dos en idisch

 

 

pero si desde el vano de la puerta

lo miro

mi tío se da vuelta despacito y me observa

sus anteojos y la frente un atajo pequeño donde verme

sonriendo suavemente  a los ojos

Como quien dice sabía que eras vos

entre los omóplatos sé que sos vos

La curiosa y resistiré para que entiendas

 

 

Grandes sus manos, sus pies, la mandíbula y la gran frente

Fue la juvenil belleza de la familia

El único que iba a buscar a la madre

cada anochecer

a la parada del tranvía

Y la ayudaba a llegar a casa empujando

la vieja valija cuentenik cargada de percales, bramantes, gabardinas

¿acaso la viuda del sastre no sabría reconocer las necesidades en la casa

o el armario del ascendente ferroviario italiano?

Entraba en casa de todos, Fanny la misma siempre

Culta simpática educada conociendo el desamparo

En lengua ajena

Donde fueres haz lo que vieres

Incansable mujer joven no ha dejado foto

Sino hijos que apenas nombrarla rompen a llorar

La inconsolable ausencia y su estela de tristeza

Esa infancia estrecha como una camiseta que no cubre el ombligo

 

 

Gordas almohadas de pluma a veces hace volar, mi padre

contra nosotras sus hijas a la hora del quillonazo

pero esos son sucesos casi nocturnos

del domingo también

pero al cabo del largo día.

Ese momento único y desopilante

Tentador como una cosquilla

siempre termina igual

 

 

Las hijas tres salidas apenas del baño y el domingo cerca del punto final

Llega entonces mi joven padre a saludar y empieza así y así

El casi único juego que sabemos con él

            Dar en el  blanco

Vienen y van  almohadones y almohadas

Y  lado a lado sube calibre y puntería

Entonces finalmente se oye en el crescendo

De risas y exclamaciones   un ruido abrupto

Y un silencio completo

Alguien llora herida la cabeza la nariz

Y un hipo de disculpas para la cara diecinueve

y entonces llega       ella

Nuestra madre y se apaga la luz y lentamente

Comienza con voz cansada el relato extraordinario de Jasón el navegante

O Pegaso el blanco alado nacido de la sangre de la temible Gorgona

O aquel siempre cuento de Ulises al regreso solo por su viejo perro

conocido y  la fiel nodriza que al lavarle los pies al peregrino

Le descubre las heridas nunca del todo cerradas

De aquel niño en el monte abandonado por un pastor adrede enviado

Para que no hubiera recuerdo o cruce en el hipotético futuro

 

 

Aquel cruce fatal de carreteras donde padre e hijo se encontraran

Y el joven quedara huérfano ignorante ensangrentado tras la lucha

Pero este es Telémaco, murmura mi madre en su ovillo

De palabras tecleadas en la siesta aprovechando la pausa de la casa

Cuando musical sus dedos en la lettera

 meditan otra historia, más próxima e igualmente sangrienta

Con Rosas y Facundo y Sarmiento que fue Mitre

y profesores que suben y bajan

crujientes escaleras

académicas tomando notas en la profusa biblioteca

En la que anhelamos consistir

 

 

Y así, finalmente mientras la voz un hilo de mi madre

Vamos cayendo en sueños ni dulces ni adorables

Los sueños de crecer

Violentos y exaltados, bordes escarpados y manos tendidas

Que por su peso se deslizan hacia inexorable oscuridad

Y luego ella seguirá tecleando lo que piensa

altas horas         la noche a solas

El único momento para paz y propia construcción

Sin hijas ni marido y tampoco madre

A solas pensar

un mundo de hombres en mujer

 

 

Cómo fue tu matrimonio preguntamos a dúo

ella en desmemoria ya

mil años después cuando todo es recuerdo casi pero no todavía

Apenas unas líneas      casi imposible pronunciar

-¡Político!- no duda en responder

Rotunda es la respuesta

Y contra todo impedimento con gracia brilla

 

 

La que nunca cesó de iluminar de la locura el hueso

Siendo la violencia la marca fundacional de nuestra infancia

 

 

Esa mano que en el sueño se desliza inexorable

Más allá del alcance en perdición

Violencia de imágenes y catarata de voces

 

 

Si quiero rescatarte de la infinita caída

Allí está esa mano y la mirada inaccesible

Tierna y yéndose siempre más allá

La misma madre todas a cada cual la suya

Inseparable de lo que fuéramos a ser

Siempre extraña la vida que fue dada más después

Rotundamente retazos de retazos

mero retazo insuficiente milagrosa vida

 

 

La madre siempre       sabe antes más

Deseo y decepción, la hija

¿otra mujer?

Y otra y otra más

Mientras decepción y deseo van tejiendo la firme entretela

–    Con que te podrías colgar, Sino  –

Si no fuera que

alumna de tu hermana

Sabés lo que es bordar y ya

no desesperás

 

Claudia Schvartz