
– Que el tiempo pasa muy rápido y que lo que la vida no da, hay que agarrarlo.
– Que la vida puede consistir en ordenar frases cortas frente a los días largos.
– Que hay que perder tiempo para tenerlo.
– Que las cosas te pueden hacer algo como cuando uno lee un libro que te hace algo y ya no podés vivir igual que antes de leerlo.
– Que se puede ir y ver, escuchar, aprender a administrar el silencio de voces y el ruido de la vida sin voces.
– Que los caballos no avisan cuando sufren.
– Que si se queda quieto cuando te acercás, eso es afecto de caballo.
– Que el viento puede ser atroz.
– Que puede soplar a 130 km por hora y si perdés el sombrero a esa velocidad, no lo recuperás.
– Que hay que tener cuidado con los bloques de hielo que caen de las ramas altas a medida que sale el sol.
– Que las mataduras pueden curarse con: jabón neutro, grasa de auto, orín de cristiano, azufre molido con kerosene, carbón de pila, betún y nafta.
– Que hay días en los que una sola imagen acompaña, una persona o un recuerdo. Sucede que nada interrumpe y las visiones duran horas… se instalan un día entero.
– Que en las casillas vacías hay que dejar algo al irse para el que viene detrás (velas, yerba, té, fósforos, algo).
– Que cantar ayuda cuando uno se pierde en la noche cerrada.
– A hacer el palenque pampa.
– Que la palabra pasmo se puede usar para todo. Otras palabras muy usadas: lidiar, acobardar, rigorear.
– Que el agua sirve para tomar si al hervir papas no se pone negra.
.- Que se puede extrañar una mesa y sentír felicidad frente a un queso.
– Que a los caballos disparadores les atan una tuerca en el flequillo: si corre, le golpea la frente, entonces se produce un galope suave para evitar los movimientos de la tuerca.
– Que la gente es buena pero si les das pie, te descuartiza.
– A contemplar en las noches la sombra chinesca de una yegua cuando muerde las flores del cardo retrayendo los labios para no pincharse en una lentitud programada.
– Que el cielo violeta se cuela entre los labios de los caballos.
– Que el calor traba las biromes.
– Que están los que invitan para opinar (y que hay que rechazar esas invitaciones si uno no tiene el cuero duro).
– Que al ver cada día cómo nacen y mueren flores y se pudren frutos, es inevitable pensar que uno se va a morir.
– Que el animal más peligroso es la hembra jabalí cruza con chancho si tiene cría.
– Que cada vez que canta un gallo, primero se escucha el aleteo avisador. Si el aleteo no se oye, está lejos.
– Que hay que estar alerta ante la gente muy devota y también ante la hechicería.
– Que es preferible ser criticado a ser endiosado.
– Que el barro para trabajar se dice ñaú en guaraní. Hay negro, gris, rojo, verde y amarillo. Son bancos de sílice bajo la tierra roja y seca.
– Que a cuarenta kilómetros de Oberá se trafica azúcar en lancha y todos hablan portuñol.
– A distinguir cardones de ucles de garabatos de pencas de talas de quimiles.
– Que en el norte todos los cielos son cobalto.
– Que el sur templa y recrudece, deja algo inmutable en el alma.
– Y que el norte duele pero mitiga, desarropa, multiplica, libera.
– Que el viento no te deja pensar.
– Que el caballo actúa según el jinete, se pega a su sentir, se contagia
– Que la distancia se calcula por el color de los montes.
– Que cuando el sol se pierde, quedan veinte minutos de luz.
– Que si entrás al Miski Mayu a la hora del vapor invisible, perdés el conocimiento.
– Que no hay que parar donde se junta el vino con el uniforme.
– Que con cincuenta grados de calor es imposible llevarse el mundo por delante.
– Que el caballo tiene querencia.
– Que una silla puede ser bellaca, una firma guacha, un tren pichón, un pueblo deslomado y un pájaro espía.
– Que existen palabras como bichoco, acarnerado, calcha, charcón, escarceador, tosca, rastrojo, orilla, vado.
– Que se puede no saber por qué uno hace las cosas pero seguir haciéndolas, no buscarle el sentido sino tratar de esquivarlo, hasta que ese saber se impone de golpe.
– Que la oscuridad cambia cuando uno aprende a vivir en ella.
Lucía Mazzinghi, junio 2023
Ph / Bettina Bonifatti, 2do año / sur de Chile, 1988
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