Cosas que aprendí después de leer Cinco años a caballo, de Bettina Bonifatti / Lucía Mazzinghi

– Que el tiempo pasa muy rápido y que lo que la vida no da, hay que agarrarlo.

– Que la vida puede consistir en ordenar frases cortas frente a los días largos.

– Que hay que perder tiempo para tenerlo.

– Que las cosas te pueden hacer algo como cuando uno lee un libro que te hace algo y ya no podés vivir igual que antes de leerlo.

– Que se puede ir y ver, escuchar, aprender a administrar el silencio de voces y el ruido de la vida sin voces.

– Que los caballos no avisan cuando sufren.

– Que si se queda quieto cuando te acercás, eso es afecto de caballo.

– Que el viento puede ser atroz.

– Que puede soplar a 130 km por hora y si perdés el sombrero a esa velocidad, no lo recuperás.

– Que hay que tener cuidado con los bloques de hielo que caen de las ramas altas a medida que sale el sol.

– Que las mataduras pueden curarse con: jabón neutro, grasa de auto, orín de cristiano, azufre molido con kerosene, carbón de pila, betún y nafta.

– Que hay días en los que una sola imagen acompaña, una persona o un recuerdo. Sucede que nada interrumpe y las visiones duran horas… se instalan un día entero.

– Que en las casillas vacías hay que dejar algo al irse para el que viene detrás (velas, yerba, té, fósforos, algo).

– Que cantar ayuda cuando uno se pierde en la noche cerrada.

– A hacer el palenque pampa.

– Que la palabra pasmo se puede usar para todo. Otras palabras muy usadas: lidiar, acobardar, rigorear.

– Que el agua sirve para tomar si al hervir papas no se pone negra.

.- Que se puede extrañar una mesa y sentír felicidad frente a un queso.

– Que a los caballos disparadores les atan una tuerca en el flequillo: si corre, le golpea la frente, entonces se produce un galope suave para evitar los movimientos de la tuerca.

– Que la gente es buena pero si les das pie, te descuartiza.

– A contemplar en las noches la sombra chinesca de una yegua cuando muerde las flores del cardo retrayendo los labios para no pincharse en una lentitud programada.

– Que el cielo violeta se cuela entre los labios de los caballos.

– Que el calor traba las biromes.

– Que están los que invitan para opinar (y que hay que rechazar esas invitaciones si uno no tiene el cuero duro).

– Que al ver cada día cómo nacen y mueren flores y se pudren frutos, es inevitable pensar que uno se va a morir.

– Que el animal más peligroso es la hembra jabalí cruza con chancho si tiene cría.

– Que cada vez que canta un gallo, primero se escucha el aleteo avisador. Si el aleteo no se oye, está lejos.

– Que hay que estar alerta ante la gente muy devota y también ante la hechicería.

– Que es preferible ser criticado a ser endiosado.

– Que el barro para trabajar se dice ñaú en guaraní. Hay negro, gris, rojo, verde y amarillo. Son bancos de sílice bajo la tierra roja y seca.

– Que a cuarenta kilómetros de Oberá se trafica azúcar en lancha y todos hablan portuñol.

– A distinguir cardones de ucles de garabatos de pencas de talas de quimiles.

– Que en el norte todos los cielos son cobalto.

– Que el sur templa y recrudece, deja algo inmutable en el alma.

– Y que el norte duele pero mitiga, desarropa, multiplica, libera.

– Que el viento no te deja pensar.

– Que el caballo actúa según el jinete, se pega a su sentir, se contagia

– Que la distancia se calcula por el color de los montes.

– Que cuando el sol se pierde, quedan veinte minutos de luz.

– Que si entrás al Miski Mayu a la hora del vapor invisible, perdés el conocimiento.

– Que no hay que parar donde se junta el vino con el uniforme.

– Que con cincuenta grados de calor es imposible llevarse el mundo por delante.

– Que el caballo tiene querencia. 

– Que una silla puede ser bellaca, una firma guacha, un tren pichón, un pueblo deslomado y un pájaro espía. 

– Que existen palabras como bichoco, acarnerado, calcha, charcón, escarceador, tosca, rastrojo, orilla, vado.

– Que se puede no saber por qué uno hace las cosas pero seguir haciéndolas, no buscarle el sentido sino tratar de esquivarlo, hasta que ese saber se impone de golpe.

– Que la oscuridad cambia cuando uno aprende a vivir en ella.

Lucía Mazzinghi, junio 2023

Ph / Bettina Bonifatti, 2do año / sur de Chile, 1988