Julien Gracq: La casa / Augusto Munaro

Julien Gracq

La publicación de La casa (La Maison) de Julien Gracq, traducida por Vanesa García Cazorla, representa un acontecimiento significativo en la literatura francesa contemporánea. Este texto inédito, escrito durante la Ocupación alemana en Francia (1940–1944), fue recuperado por las Éditions José Corti en 2023. El contexto de una Francia ocupada, fragmentada entre la colaboración y la resistencia, resuena en el trasfondo silencioso del relato: un desplazamiento en autobús por un paisaje rural, bajo una normalidad perturbada por la presencia de una casa que el narrador observa repetidamente, hasta ceder a la atracción de su misterio.

El argumento es deliberadamente mínimo: un hombre interrumpe su rutina diaria para acercarse a una mansión en ruinas que ha visto fugazmente durante sus viajes. A partir de este gesto, se desencadena una experiencia de percepción alterada, donde lo visible se vuelve inestable y lo cotidiano cede a la lógica del sueño. La progresiva aproximación a la casa se convierte en un trayecto interior, una forma de suspensión temporal que disuelve las fronteras entre lo real y lo imaginado. Como en otros textos de Gracq, la espera, el detenimiento y la contemplación se imponen sobre la acción. No hay resolución ni desenlace, sólo una intensificación del deseo por lo que se escapa.

Julien Gracq (seudónimo de Louis Poirier) nunca se integró institucionalmente al grupo surrealista, pero mantuvo vínculos intelectuales con André Breton, de quien fue lector devoto. En 1948 publicó André Breton, quelques aspects de l’écrivain, un ensayo crítico donde elogia explícitamente a Breton por mantener una ética del lenguaje y una fidelidad a lo imaginario. En La casa, el procedimiento surrealista se manifiesta no a través del automatismo verbal, sino mediante la instauración de un espacio mental donde lo fantástico no irrumpe: se filtra lentamente. La mansión vista desde la ventanilla se transforma en símbolo obsesivo, y la realidad, más que distorsionada, es desplazada hacia un plano de intensidad onírica.

En la literatura francesa contemporánea, la obra de Gracq encuentra correspondencias con escritores como Patrick Modiano, en su tratamiento de la memoria como territorio mutable, y con Jacques Abeille, cuyo Ciclo de las contrées explora geografías imaginarias bajo una lógica de revelación lenta. También Jean-Baptiste Del Amo, desde otra vertiente, comparte con Gracq la búsqueda de una lengua sensorial, morosa, que privilegia la percepción sobre el argumento. En todos estos casos, como en Gracq, el lugar (ya sea ciudad, casa o región) funciona como umbral hacia una dimensión irreductible a lo real inmediato.

La casa puede leerse como una pieza menor en extensión, pero mayor en concentración estilística dentro del corpus gracquiano. Su publicación póstuma no modifica la imagen del autor, sino que la afina: se trata de una condensación de su poética, centrada en el tiempo suspendido, la contemplación demorada y la invención de espacios donde la percepción se vuelve forma. La obra no solo prolonga la tradición surrealista, sino que la lleva hacia una variante más tenue, casi mineral, donde el misterio no se exhibe, sino que se infiltra. La narrativa de Gracq, más cercana al encantamiento que a la fábula, permanece, con La casa, como una de las formas más singulares de resistencia a lo evidente.

Augusto Munaro / La arquitectura del deseo
La casa / Julien Gracq
Periférica
España. 2024 (64 Págs.)