Seamos claros, pienso casi lo mismo que casi todo el mundo: durante sus años en Albin Michel, Maurice se obligó, estaba obligado —¿o qué oscura mezcla de las dos cosas?— a un ritmo de publicación intenso, y probablemente los excesos farmacológicos a los que sometía su cuerpo no hayan ayudado en absoluto. Me acuerdo todavía […]