Cuatro poemas / Idea Vilariño

I

 

Una lluvia pausada, alargada, serena,
envolvente, inquietante, sostenida, perfecta.
He dejado la música, ahogué todas las voces
para escuchar la suya que suena tenazmente
como un hilo de plata dentro de un viejo odre.

Y me digo, rendida, sin voz, pausadamente,
que la lluvia cayendo hace un ruido de gente
cayendo sobre el mundo a lo ancho de los siglos
acompasadamente.

Dentro de mí no hay ruidos.
Hay cántaros vacíos, campanarios en ruinas,
hogueras apagadas, hay agotadas minas
blancos ojos de estatua, grandes estrellas huecas,
relojes sin agujas y libros sin palabras
y violines sin cuerdas.

Y un silencio espantoso en que cae la música
armoniosa, cansada, perfecta, de la lluvia
con un ruido de perlas contra el fondo de un cofre,
con un ruido de alas, de dedos; con un ruido
monótono, angustioso, ancestral, monocorde.

 

II

 

No sé qué hay  en la tarde, en la luz, en el alma,
no sé si fue esa música dolorosa y fantástica
o si es este silencio perfumado y oscuro
o esta luz de crepúsculo perfumada y callada.

Me faltan tantas cosas que me duelen las manos
que se alargan dolientes, pálidas y vacías.
Da hasta miedo seguir
si con tan pocos años pesa tanto la vida.

Nunca tan cerca de la vida. Nunca.
Nunca tan grande como hoy la muerte,
sobre todo, ante todo, al fin de todo,
y yo, sintiéndome ir trágicamente.

La tarde que se muere se agiganta.
Yo me siento perdida.
Da hasta miedo seguir
si con tan pocos años pesa tanto la vida.

 

III

 

Oye,
te hablo a duras penas,
con la voz destrozada.
Hace frío, estoy vieja
y nada vale nada.

Yo tenía un rosal lleno de rosas
y un vaso de miel clara
pero pensé pensé pensé,
y no me queda nada.

Yo me hundí en los días hondos, cálidos,
en mi alma perfumada,
en las noches absurdas y serenas.
Hoy me hundo en la nada.

Yo era tanto, tan bien, tan plenamente,
tan armoniosamente modelada,
y me deshice en piezas sin sentido
y casi no soy nada.

Ya no soy yo ni nadie.
Estoy deshecha, muerta,
no soy nada.

Pensé pensé pensé
y hoy ya no queda
más que esta pobre cosa destrozada.

 

IV

 

VOLVER

Quisiera estar en casa
entre mis libros
mi aire mis paredes mis ventanas
mis alfombras raídas
mis cortinas caducas
comer en la mesita de bronce
oír mi radio
dormir entre mis sábanas.
Quisiera estar dormida entre la tierra
no dormida
estar muerta y sin palabras
no estar muerta
no estar
eso quisiera
más que llegar a casa.
Más que llegar a casa
y ver mi lámpara
y mi cama y mi silla y mi ropero
con olor a mi ropa
y dormir bajo el peso conocido
de mis viejas frazadas.
Más que llegar a casa un día de éstos
y dormir en mi cama.

 

Idea Vilariño / Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2008.