Hugo Savino en la intemperie / Ignacio Martín

Entrar a Savino. Decirlo así como lo dice él que dice Meschonnic de Humboldt. Para empezar a cambiar los modos y chequear (y confirmar) que no estamos equivocados, que la sintaxis Hace.
En los nombres los secuaces; entonces sumar Kerouac, Sánchez, los Lamborghini, Zelarayán, Tsvietáieva, los Mandelstam, Gadda, Beckett, Macedonio, Milita…
Y otra vez, repetir: la sintaxis Hace (porque en algunos casos nunca es mucho, nunca sobra).
Hace.

Entremos y reconozcamos en Savino: el continuo. Ese mismo que es cuando escribe, que es el que cuando traduce y que cuando lee; ese sí mismo que es que nada tiene que ver con un ensimismado, nada. Más bien todo lo contrario.
Savino Lee – Savino Traduce – Savino Escribe.
Selecciona su estante, no lo ordena. Las citas se tejen en la escritura para espantar a la propiedad intelectual y demostrar el almismo que es.
Ríe, Savino. Y también se queja.

Hay que agradecerle esa especie de risa asceta que lo mantiene al margen, totalmente abstraído de la pose; otra vez: en la tarea de Leer y Escribir y Traducir. Ese almismo que es.
Y hay entonces que hacer también rescates y destaques de la experiencia Savino, es necesario. Hay que destacar esa actitud imperturbable, al margen: decir a la intemperie, también. La paciencia para publicar hay que destacar, el no dejarse tentar. Hay que rescatar las traducciones y por sobre todo hay que incluirlas en la obra, son parte (como lo son las lecturas). Es un ir guiado por el compromiso unitario con la Escritura, sin dejarse invitar por la Literatura y sus salones, sus poses (y pesos). Eso. Savino no hace uso de la postura, se sitúa en su rincón y desde ahí es que Traduce y Lee y Escribe. Hace una Obra: en la que escritura, lectura y traducción se fusionan al punto de volverse indistintas y mezclarse en Uno: el almismo. Es decir que cuando hace una de las tres hace las otras dos.
Entrar a Savino es algo más parecido a salir y multiplicar las posibilidades; es atender al ritmo por sobre el sentido, o mejor: entender que el ritmo es el sentido. Y que la libertad no se negocia.

Algunos (y creo que todavía pocos) estamos atentos a cualquiera de los movimientos que haga en cualquiera de estas líneas (curvas) que siempre vienen con algo; vienen con silencios por los que Algo.

Esteban dijo que es un faro. Y es.

Ignacio Martín
Buenos Aires, Julio 2025.