
Soy el que estorba, el que de cuando en cuando califica,
nombro por nombrar, sale de mí, pero del otro lado,
de la fuente que esconde latitudes y bordes,
lo infrecuente consigue un número de circo y se muestra,
como enmarcando, como que es normal podría decirse.
Tiene un Yo formadizo, descabellado,
pensándolo, indolente bajo la fauces,
al desamparo de la supervivencia.
Pero de la supervivencia si una sola norma, abrumadora.
Una ideología tiene. Como yo no sabe que tiene.
Entonces come. En esa cuestión entra todo:
pequeñas víctimas, alimento envasado,
larvas accidentales que la lluvia corporizó
que la lluvia y los abrevaderos ostentaron.
Los demás miramos,
o exhumamos alguna frasecita al pasar del asombro.
No importa. La pequeña bestia, (7 mm.)
se refugia y muerde por un laberinto de células juveniles,
un laberinto de hambre. Come.
Todo le induce a morder o esquivar el gran bocado.
Nosotros casi que no sabemos,
aunque creemos saber no sabemos,
somos parte (partes) de esa sublime ignorancia, amniótica,
que nos sumerge, nos embaba, nos arrastra a otro abismo
que unifica al condenado, al redimido, a la criatura, al maestro,
unifica como la masacre que da cuenta de cuanto pasa.
7 mm. trata de acercarse a otro tamaño a gran escala,
no importa el límite de vidrio que nos convoca o la luz que amortigua.
La pequeña monstruosa, la bestia corajuda, minuciosa bestia
respira por el mismo aire que viene por el aire.
Algo de ayer, de la geografía mapeada de la primaria
se aprieta en una idea poco seleccionable, difícil de visitar.
Por la ventana hay otras hojas que estación mediante se hicieron verde cromo,
o también, la distancia o la luz que alcanza apenas para cierta musgosidad,
hacen visibles.
Jorge Pirozzi / pintor
… mirando parir una molly (pez vivíparo) y de cómo la recién nacida trataba de sobrevivir a la depredación de la madre y de los demás habitantes del acuario, mientras se sumaba lo que entraba por la ventana, el paisaje de árboles otoñados que rodean mi casa, unificándose con el lugar.
ph/ Idol, Ben Zank, 2015