
I
en la carta decía.
cuánto control hay en las guerras.
cómo el dolor opera en los soldados.
es más fácil morir.
el espacio miraba por la punta infinita
mientras me señalaban.
lo señalaban.
trataba de recuperar el ritmo escuchando el lugar
fascinaba la playa
y el espejo.
las sogas y la luz eran extrañas.
no puedo describir.
hay que ajustar la forma.
en la selva interior el dominio es preciso
quiere hablar. balbucea.
quiere unirse al rumor de la isla.
no puedo más que seguir difiriendo.
cuál es el desarreglo.
cuál es el desperfecto de la fórmula mágica.
ella le dijo.
el contestó con palabras de otro.
es el control.
otra música desafecta la letra.
qué entendió.
qué escuchó ella para poner esa música.
qué sabía de su paisaje.
cómo su mirada piensa el sentido que escucha cómo
hablará su boca.
en qué se detuvo.
por qué la letra se llena de sonidos vulgares
así de rápido.
II
en la carta decía.
ella no supo. el tiempo se había desacomodado.
el punto definió el encuentro.
todo vino a cerrarse en el mismo lugar
pero ya no quería, las guerras eran otras.
las dos mujeres eran de mi paisaje.
el paisaje era opaco.
III
en la carta decía.
aquello comenzaba a ser
un monstruo que nunca terminaba
de explorarse.
intentaba reunir dos mujeres
lejanas en el tiempo.
el control lo dejaba
afuera de las dos.
nadie acercaba el tiento
y su piel no llegaba
IV
en la carta decía.
hoy la arena se vació
y el mar es un enigma
como esas dos mujeres.
hoy no habrá estrellas
y la que menos habla
podrá insistir con la luna.
el tiempo no saldrá de su cueva,
los movimientos serán agotadores,
todo seguirá igual.
esa batalla era la guerra, siempre es así
aunque las mujeres usen corsé de plomo
y se inventen una repetición que las salve,
siempre es así.
sueño de paradojas.
no están. se pierde la escritura en los fantasmas.
nada que hacer.
perdí mi jostick
todo el mundo se mueve y no hay nada que hacer.
Ph / Jíri Kolar, Collage, 1982
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