Luis O. Tedesco
DOS CARTAS SOBRE OBRA: El sin… del aparente y Malón en cautiverio
Querido Poeta, su pedido:
Como en dictado urgente en medio de un huracán, busco en estos versos de Tedesco mi posibilidad de entrar. Erotismo abierto y viril y el poema JUANCA, donde la bondad de un hermano no hace alarde.
El tema se parte, y abre: la prótesis es aura del gemido. Va al hueso Luis Tedesco.
Como quien se mueve en la lengua vertiginosamente. El sin… de mi aparente es finalmente y ante todo un libro de amor. Muerte y amor o también, en la inminencia, el amor es la instancia mejor, la única posible donde materia redime en felicidad la inconsistencia, la que Tedesco conjura.
Un erotismo descalabrante brota vívido, alegre. El puro presente del placer. Instante que no se deja escapar.
Tal vez fuera envidia lo que sentí al leer por primera vez los largos poemas iniciales, resonantes, papel sucio y Amor en los condados de la muerte. Pero fue el recinto final el poema que me permitió adentrar ese libro en mí. Un amor alegre, delicioso brota masculino y generoso. El cuerpo a cuerpo sin culpa ni lujuria, celebrante. Tantos versos sobre la redondez, la gracia, “en los corcovos del abrazo, /tibios de lacerante mismidá?”… Ese ir al hueso no pierde el tiempo con letras que no se pronuncian. Mudas llegan al habla y aquí el que ama la tinta sobre papel en acto se atreve “vienen con dios las yagas de la especie” porque “dios es carne final del nuncamor” y en el sin… de mi aparente no se habla de culpa pero se desaconseja toda melancolía . Es más, son enemigos todos esos reblandecedores del verbo, desacatarse es la consigna y celebrar la entrega al cuerpo a cuerpo de la tinta y el papel que resuena en tango, su histrionismo.
Así que tuve que leerlo y volverlo a leer, encontré la huella de mi recorrido en esos versos tan vivos. Ritmo cunde. La lengua danza tinta en papel. Pura materia urgente y sonando, esta poesía no se arredra. Brilla más, mestizándose. Con libertad se entrega al olor del repasador de la tapera y se toma en solfa los perfumes de señorito bien aprendido. El Aparente y su Invisible, ese que matea en su cocina llena de libros y papeles, su antro sin vergüenza, tiene esa sombra en paradoja que hace de él a veces pura broma. Y otras, cala en la lengua ese modo cobarde de sacarse de encima lo más propio y en el parecer ser un verdadero preso de su frase. Un maschio disperato no es el fiscal que propone y ríe sabiendo que toda apertura es un juego condenado. Y pierde, riendo y sin nada. Pero entero.
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Como mi oficio no es la crítica, leí Malón en cautiverio y lo sigo haciendo, llevándolo de aquí para allá, leyendo lo ya leído y encontrando nuevos versos para subrayar. Tal cual la lectora que soy, pensando en distracción lo que creo que opino.
Tu libro, tuve que dejarlo decantar. Es un libro pertinaz.
Esa palabra, pertinaz, tiene nariz, va en la huella, suma con insistencia y es obcecada, a mi juicio.
Tuvo que decantarse la perspectiva del Malón, del cautiverio, y saqué el lápiz que marcaba los versos y me ayudaba a encontrar el punto de lectura. Cerrado así, leí por primera vez, Malón en cautiverio. Un sustantivo colectivo. Todos encanados. Una radiografía del año 2013 que se ha vuelto anticipación. Pero este no es un libro que se escribe al toque.
El libro sostiene un himno. O es un himno.
Lo que decanta es una perspectiva. Quedan los poemas de amor al barrio, nítidamente peronistas, en el limpio orgullo de la sensatez y el bienestar, la familia, el barrio, amores que crecen. Se da cuenta hablo del barrio/como de un viejo amor que ya no es (…) o ni espuela precisaba ni látigo /el jinete paisano de la historia…
Por supuesto el Martín Fierro, y por supuesto el tango bailado en el patio de atrás, esas casas tejidas por el fondo. Muy bellas imágenes de lo limpio.
Y muy bello el título de la 2da parte, cuando me veo venir en el paisaje. Y es que aquí el paisaje es avalancha, pilas de basura, alturas que quitan la luz y el aire, suciedá que se pega firme en la frontera entre la piel y el alma. La historia puede seguirse en estos versos, la propia y la de todos.
Y se van agolpando los crímenes dentro de las palabras, que se apocopan o prefieren escribirse tal cual porque cuando el orden feliz encuentra un muerto en el campito y ya todo es cementerio, no es hora de andar con vueltas: palabras que ni saben sus palabras
Y entonces el malón reconoce que sobramos, que ni de batalla se nos quiere, ni de ganga, ni de brazo servil hacemos falta. Y del otro lado del perímetro está el patrón que ejerce el medioeval derecho a todo que es lo poco pero sobre todo a la dignidad. Y el odio atraviesa las palabras, las enrevesa y abarroca. Caen palabras de todos lados, se superponen, se pegotean se amalgaman. Las palabras enloquecen. Lo ladino, lo ladeado. Suena música, rimas vienen íntegras.
Abajo se masacran los iguales, abajo la batalla siempre gana,// ningún dolor enluta su ironía.
Y lo que embisto es mujer, es cosa frágil….y un chanfle de memoria me tenebra: esas tetas y vientre fueron madre….
La propiedad de la pertenencia, no la del poder que arrebata y la violencia que nada respeta. El patrón es el padre, el violador, y el condenado le paya: recuérdeme, papá, en montonera// caudiyo de mi muerte yo lo mato.
También me gusta mucho el título el título de la IV parte, Vengan, ya no estoy. Pero hasta acá llego : porque comparto también … ¨¡ah, nuestro estilo de penetrar sin carne!, yo, si de algo sirvo, es para cavilar inútil lo que sea¨
Un abrazo agradecido!
Claudia Schvartz