
De fugas
Escuchamos desde la fila el poema. No logramos aprender el nombre.
Fuga de la muerte o Muerte en Fuga o Música de muerte o Huida con razón o…
-¡Por qué no podemos recordar? –dice C.
-Por lo mismo que no aprendimos a nombrar abuelos; no
llegamos- . Entonces les aparece ese movimiento de estertor.
-Son los nervios-, nos justificamos porque queda mal reírse ante ciertas palabras.
-Tampoco recordamos los nombres de los automóviles.
-No podés comparar –, otro estertor.
-Sí que puedo, no usé las palabras abuelos ni automóviles antes, en ninguna infancia.
-¿Ni en ninguna composición, en ningún poema?
– Vos que te paraste. ¿Qué dirías juntando ciertas palabras?
-Diría Fuga sin muerte.
Fugasinmuertesinmuertesinmuerte- repetimos con las bocas abiertas. Y aplaudimos con los pies.
Advertencias
De la boca para afuera nada, ¿escuchaste?, ni una palabra. Si me entero que alguien se entera… ¿Te queda claro? No quiero tener que repetir ni una sola vez. ¿Escuchaste?
¿Qué escuchaste? Te estoy preguntando. Contestame. ¿No sabés hablar? Escribí entonces, escribí.
Utensilios
Y fueron al festejo con vestidos de organdí, de seda, pantalones de encajes elásticos, camisas bordadas, bufandas fluorescentes.
Ercilia había llegado más tarde con un niño de la mano pero ese vestido no le iba bien al cuerpo.
Paisaje urbano
Sus pasos en el balcón terraza se aquietaron. Ve empequeñecida a la gente que no va armada, el rictus de cansancio les desapareció. ¿Cómo desde esas alturas alcanza a ver el rictus? Rictus, dice y esas consonantes juntas ctct chocan contra la persiana y los dientes, los mueven y ahora ella se apoya en la baranda, se inclina. Se inclina más y un rayo de sol le entra justo en la boca abierta. Irresistible el viento. La está acunando, está segura de eso. El rayo le toca, ahora, la boca del estómago. Le gusta tener bocas y vocales AEIOU, reclama y quiere alcanzar su propio rictus. Para eso tiene que estar abajo. Se ondea como si fuera a saltar. Está saltando. Abajo, la cuneta suaviza el ruido y el rictus.
De sonidos
Le preguntás a mi madre si, antes, tenía frío y ella se ríe. Dice que usaba su fufaika, que cada uno tenía su fufaika y estaba bien. Que estaba el agua caliente. A veces hacía de té café vodka sopa que sí y sí, reía. Ríe.
Supongo que me contagió, por eso me río ante tu pregunta.
Desamparos
He decidido viajar por el mundo. Llevo mis libros preferidos. Entre ellos Ana Karenina. Lo estoy releyendo cuando avisan que sale el tren. Corro, corro y mi Ana queda abandonada sobre el mostrador. Hasta aquí llega todavía su malestar.
Susana Szwarc / De Distancia cero, DLG, Desde la la gente, 2020
Ph / Alfred Stieglitz, Nubes, 1926
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