Todos vamos a morir (VII) / Lucía Mazzinghi

AGOSTO

El río hinchado después de tres días ininterrumpidos de sudestada. Ahora el viento empujó la tormenta hacia el oeste. Y seguimos… ¿hasta cuándo? Nadie sabe. La incertidumbre es lo que mata. El ejercicio cotidiano de caer, buscar a tientas la hilacha y tirar, tirar hasta que el nudo haga tope, hasta lo que dé. Lo sagrado cotidiano no necesita dioses, necesita tiempo resguardo y silencio leí en un poema de Marina Yuszczuk.

Silencio exilio y astucia.

Te rompe te acaricia te tira contra un muro te chupa te estruja te da te quita, es la vida salvaje temblando riéndose a veces con sorna otra con alegría.

El diario nace de la experiencia de soledad, es un repliegue.

J. me pide que le muestre fotos. Me estoy olvidando cómo era antes me dice con pesar. Quiere ver fotos del mar, del campo. Rebuscamos en una caja de lata vieja con los bordes rojo sangre, repasamos su historia en fotos. En mi caso, no hay fotos mías desde mi nacimiento hasta el año y medio aproximadamente, un vacío, un hueco, una pregunta. Mi primera foto: empujo una vieja máquina de cortar pasto por un jardín (¿el de mi abuela?), en patas con un traje de baño con flores y el pelo lacio y corto. Concentrada, ensimismada, al escuchar mi nombre me doy vuelta y miro muy seria a la cámara, las puntas del flequillo sobre los ojos. Miro fijamente la foto, la destrozo con la fuerza de mis ojos, ¿a dónde quiero entrar?, ¿de dónde me caigo?, la infancia me traga y me escupe, es un toco y me voy.

Paciencia es respirar bien hondo y dejarse llevar por lo que pasa alrededor, dejar de luchar contra. Entregarse, saber perder. Desdramatizar. Después de un rato el fuego se calma.

Si bien estoy agotada, tengo un poquito más de aire para pensar en otras cosas.

Los estúpidos son plaga, los canallas, las víctimas eternas, los llorones y sabelotodos, los coach y consejeros, los progrecool con una chispa alcahueta siempre brillando en el costado de los ojos.

De los diarios de Baudelaire.

Retrato de la canalla literaria: Doctor Estaminetus Crapulosus Pedantissimus. Su pipa. Sus opiniones. Su hegelianismo. Su grasa. Sus ideas en arte. Su hiel. Su envidia.

He encontrado la definición de lo Bello, de lo para mí Bello. Es algo ardiente y triste, una cosa un poco vaga, que abre paso a la conjetura. Deseo de vivir, un reflejo amargo, misterio, pesar… son también características de lo Bello. Voluptuosidad y tristeza. Y lo inesperado, algo de la sorpresa.

La inminencia de una ola de frío se siente en el aire, choca con el deseo de florecer de los jazmines (hay uno medio enfermo, lucha el pobre, le quedan pocas fuerzas, tengo que cambiarle la tierra). Leo novelas de Cormac McCarthy, no puedo parar, Meridiano de sangre, La oscuridad exterior, Todos los hermosos caballos, Hijo de dios, excelentes, una mejor que la otra, las devoro mientras la chimenea crepita y N. mira por la ventana con la taza de café en la mano a la altura del esternón.

Hicimos un arreglo grande en la terraza porque teníamos humedades por todos lados. Sacamos todo el deck y pusimos un piso de baldosas rojas que me recuerdan a algún patio de la infancia, es un recuerdo borroso, como una mancha, cambiamos barandas de madera oscura y pesada por barandas finitas de metal, renovamos macetas y plantas. Plantamos cedrón del monte y ñapinday, holmbergias, carquejas y lavandas. Compramos un espinillo, mejoramos las bignonias, agregué un jazmín de leche. Queremos que la terraza se llene de pájaros y mariposas y abejas, de orugas gordas y de perfumes mezclados.

Resplandores de verde nuevo por todos lados, la luz late en el pecho, se acerca la primavera. Como dice L. en No vienen avispas: el verde no calma. Los mil disfraces del verde. Oliva. Musgo. Irlandés. Verde pizarra. Verde lechuga. Verde moco. Limón. Pistacho. Militar. Verde escupida de mate verde felpa verdeloro verdemar.

Mandé el último fragmento de Locas a CP, el folletín de las desahuciadas.

SEPTIEMBRE

Quiebran aerolíneas y restaurantes, repuntan bicicleterías y madereras. Hay una diferencia entre muertos por y muertos con coronavirus. No creo que esta se diferencia sea tomada en cuenta en las estadísticas.

El país es una olla a presión. Hay quien rema quien rima quien rumia. Cada cual atiende su juego. La tv poblada de caras de un gris homogéneo, mostachos largos, horribles ojos de comadreja, hipócritas, ávidos de plata y poder. Agitadores profesionales, funcionarios de sí mismos, militantes ciegos de mil causas distintas. La desazón crece y se extiende como una sombra fría. Desdichada Argentina. A veces la loca y la que está junto a la loca no se diferencian, más bien diría que se confunden. Es una tarde fría y lluviosa, por alguna razón que desconozco se me vino a la mente el recuerdo nítido de las tardes que pasamos conversando y tomando café en el Establecimiento con H., R. y L. banda entrañable. Ahora H. en Madrid, R. en París y L. muerto. Vacío vertiginoso, la memoria gime, chirría como una vieja locomotora. Encuentro un mail de L. que me dio alegría y tristeza a la vez. ¿Dónde estás Lucía? Espero que no de seminario. Te mando un libro mío denso de poesía, no iba a hacerlo, pero R. me dijo a viva voz y luego por carta cosas tan elogiosas que perdí el pudor, espero que puedas mirar una ola (si estás en el mar) como si fuera la última o cualquier flor de ese modo y constatarlo- las avispas te protegen- en la escritura, en fin, pronto nos encontraremos todos, beso, L.

De piyama a rayas matea en la vereda de la calle O´Higgins, chancletas cuero marrón, tobillos blanco leche, pocos pelos lacios, mirada perdida, salido de no sé qué pueblo de qué provincia arrellanado en la silla de plástico chupa en silencio y toma el fresco, el repasador sobre la rodilla, el gato echado entre las patas. Los guasos de la placita se burlan, pasan en moto y le gritan cosas. El ni mú.

Agrego pimienta negra y un puñado de romero a la carne al horno con papas que estoy haciendo para la cena. El romero es la planta de la memoria, eso me va a permitir decir lisamente las cosas, elegir las palabras, combinarlas, encontrar un rayo de luz en medio de mi cerebro pantanoso. Oídos ojos boca, un conducto que los una sin tanto bucle ni circunvoluciones

El timbre de la bici a la hora de la siesta, el mundo es mío y de mi Jolly Jumper de cromo roja, los ojos de gato de los pedales brillando en la oscuridad, pedalear y pedalear, todas las canillas del barrio con restos de bombitas en los picos, el beso que me robó el vecinito entre las sábanas tendidas por su mamá y el sol repicando contra la membrana plateada de la terraza de su casa, enceguecidos de amor y miedo, la cabeza dulcemente anestesiada por el olor del espiral, el zumbido de las abejas como una musiquita que va y viene, una cantinela. Cacique enterrado debajo de un árbol, bicis escondidas entre las plantas, casitas hechas con palos y pasto seco, una fuerte, una inmensa sensación de libertad. Inesperados baldíos vacíos para oír el murmullo del Tiempo. Soy la guardiana del baldío dorado de mi infancia. Dorado y redorado. Recontra requete mil dorado.

Una gatita en celo aúlla dolorida en medio de la noche, me despierto sobresaltada pensando que es una de las chicas, es un llanto casi humano.

La ciudad cambia de color. Muda su piel. Siesta. Las chicas juegan. Creo que te faltó un respeto le dice J. a I. con rastros de dulce de leche en la cara.

Osiris y Miles Davis: los dioses que nunca ríen.

OCTUBRE

Y resulta que no es inmortal, llegué a creer que quizás era posible que lo fuera pero no. Vivió 97 años, muchos de ellos diabética, hipertensa y con un solo riñón pero nada de eso le impidió hacer lo que quiso, fumar diez puchos diarios, atiborrarse de alfajores y merengues con dulce de leche, reírse de todo, dormir siestas larguísimas, rezar un rosario por día desgranando las cuentas de plata pulidas de tantos manoseos. Nada le impidió llenar el álbum de figuritas del mundial, redescubrir los tangos y cantarlos bajito mientras tomaba sol en el balcón todos los mediodías, al lado de las azaleas explotando color y primavera. Este turro virus se la comió en dos días. Siento una tristeza profundísima, no poder abrazarla lo hace peor, la imagino en una cama con el respirador, sedada, adentrándose en la noche oscura, despegándose de a poco, por suerte está I. con ella, me dijo que le leyó unos poemas, le puso tangos y unas arias de La Boheme, le habló y le habló, nadie tiene idea si registra o no pero por las dudas, el sueño de la morfina es profundo pero quizás escuche, así como hago yo mentalmente desde hace dos días desde acá, le hablo, le digo todo lo que me sale de adentro, todo lo que la amo, todas las cosas que vivimos juntas, lo que me acompañó, le digo que la voy a extrañar ferozmente, lloro y lloro y no puedo parar, necesito serenarme.

Se fue en paz, la noche se la llevó en silencio y en paz como ella quería, sin agonía, sin demasiado sufrimiento. La disfruté como loca, soy afortunada de haberla tenido y disfrutado tanto tiempo, sin embargo hoy el vacío se me hace insoportable, una puntada de tristeza me atraviesa, me deja sin aire. El mundo es un lugar más triste sin ella.

Mi cara es un desastre ¿dónde tenía guardadas tantas lágrimas?

Chau viejita hermosa. Chau. Me queda todo lo que vivimos en estos 45 años, todo lo que compartimos, momentos lindos momentos tristes, vacaciones, conversaciones sobre cualquier cosa, siestas, rateadas al colegio, telenovelas, partidos de Boca, puchos, infinitos partidos de canasta, sándwiches de miga, risas, chismes, puntos de vista sobre las cosas, esta es nuestra despedida, en algún momento tenía que pasar, como esos domingos eternos de la infancia cuando se subían al Peugeot azul y E. tocaba dos bocinazos cortos y aceleraba dejando una estela de polvo detrás, y vos sacabas el brazo por la ventana y movías la mano, adiós, adiós, hasta el domingo que viene, adiós viejita, gracias por todo, te voy a extrañar siempre.

 Maldita muerte putísima. Mil veces maldita.

El pasado y el futuro, lo que pudo haber sido y lo que ha sido, miran a un solo fin siempre presente. El día tercero del décimo mes, a la madrugada, nací bajo el signo de Libra y con ascendente en Leo. Hoy tengo 45, en el medio de la selva del camino de la zarza, ¿en el medio? Ojalá.

Pésimo fin de semana con N. Pésimo. Estamos hartos uno del otro.

Palabras nuevas: zoompleaños y zooneral.

Palabras viejas. Ábaco, pandereta.

La tristeza me echó al suelo por unos días. Me voy recomponiendo. Le prometí a L. que la iba a ayudar a desarmar la casa, esa casa que es el símbolo del refugio, mi lugar, siempre estaba contenta de verme, ávida de cuentos, de risas, dispuesta a elaborar las teorías más arbitrarias y divertidas sobre cualquier tema.

Juro haber visto a un perro bizco en la plaza. I. se dio un golpe muy aparatoso con los patines (por suerte le había comprado las muñequeras), vino M. que había salido a andar en bici, me trajo una libreta de regalo. Yo tomé mate, ella café. Conversamos un rato largo.

Fui al vivero y compré retamas. Bellísimas. Releo Whitman para rehacerme, un canto hecho de preguntas, filtradas por sus ojos, todo lo que ve, todo lo que escucha, no tiene miedo, no le importa lo que otros piensen, a los 37 años empieza a escribir Hojas de Hierba y espera no parar hasta la muerte. ¡Al carajo con los consejeros!

No te desalientes si no me encontraras,

si me perdieras en un lugar, búscame en otro.

En algún lugar te espero.

Mi colección de lapiceras está compuesta por 3 lamy, 1 waterman, 1 cross, 2 inoxcrom y 1 mont blanc.  Casi todas regalos de N.

Nos encontramos varias en la casa de T. El olor de su casa me golpeó como una cachetada. La recorrí palmo a palmo buscándola en sus cosas. Empezamos con los roperos. Me quedé con dos pañuelos de seda, todavía tienen su perfume. Fue lindo y triste a la vez, hablamos de ella, la recordamos de mil maneras.

Me traje su colección de cajitas, alguna vez, alguna bisnieta jugando encontró un rollito de papel dentro de una cajita de plata con forma cilíndrica que tenía escrito con lápiz amarillo: las cajitas son para Lucía. 

Bill Evans Trio al mango. The Complete Village Vanguard Recordings. Maravilla. 35 grados a la sombra, se está amasando un tormentón.

Estas lluvias ininterrumpidas hicieron brotar los ñapindays y florecer al cedrón que suelta su perfume y se mezcla con la tierra negra y el aire cargado todavía de humedad. El olor de la primavera envuelve y marea. La bignonia se despertó de su letargo y empezó a crecer, se expande, se alarga, se trepa por la pared de ladrillos como un bicho incontrolable.

¿Qué es lo que se expande dentro tuyo Walt Whitman? Qué. Quiénes. Cómo. ¿Qué oyes? Qué ves? Asia, Africa, Europa, América. La Malasia, la Polinesia y las islas de las Indias Occidentales. Las voces de los australianos persiguiendo caballos salvajes, la danza española, los ecos continuos del Támesis, los gritos de libertad de los franceses, el recitado musical de viejos poemas del batelero italiano. Siria y el negro y venerable Nilo, la voz alegre del arriero mexicano y del almuédano árabe. Los sacerdotes cristianos, el cosaco y el mar Okhotsk. Los mitos griegos y las leyendas romanas. Los Andes, los Himalayas, Tien-Tsin, Altai, Gatas; Elbruz, Kazbec, Bazardjusi, Alpes estirios y Alpes de Carnac. Pirineos, Balcanes, Cárpatos, Dofrafields y el monte Hecla. El Vesubio y el Etna, los montes de la Luna y las Montañas Rojas de Madagascar. Desiertos de Libia, Arabia y Asia. El Antártico y el Ártico. El Pacífico, el Atlántico, el golfo de México, el mar del Brasil y el mar del Perú, las aguas del Indostán, el mar de la China, el golfo de Guinea, la hermosa bahía de Nagasaki, la extensión del Báltico, Mar Caspio, golfo de Botnia y el golfo de Vizcaya. El Mediterráneo, el Mar Blanco y Groenlandia. Cabo de las Tempestades, Cabo Verde, Cabo de Guardafuí, Bon o Bojador. Punta de Dondra. Estrecho de la Sonda, Cabo Lapatka, Estrecho de Bering, Cabo de Hornos, golfo de México a lo largo de Cuba y Haití, Bahía de Hudson, Mar de Baffin. Estrecho de Dover, golfo de Wash, golfo de Solway, Cabo Clear y Cabo Finisterre. Zuydersee y Escalda, Gibraltar y Dardanelos. El Obi, el Lena, el Níger, el Congo, el Indo, el Brahmaputra y el Mekong. Australia, Liverpool, Glasgow, Dublín, Marsella, Lisboa, Nápoles, Hamburgo, Bremen, Burdeos, La Haya, Copenhague, Valparaíso, Río de Janeiro, Panamá. Largas rayas de los ríos de la tierra, Amazonas, Paraguay, los cuatro ríos de la China: el Amur, el río Amarillo, el Yang-tse-Kiank y el Si-Kiang. El Sena, el Danubio, el Loira, el Ródano y el Guadalquivir; las curvas del Volga, del Dniéper, del Oder, el Arno y el Po. El golfo de Egina, el antiguo imperio de Asiria y el de Persia y el de la India, la caída del Ganges sobre el alto borde de Saukara. Los bosques sagrados de Mona, guerreros escandinavos, las estepas de Asia, los túmulos de Mongolia, las tiendas de los calmucos y de los baskires. Las tribus nómadas, las altiplanicies de Abisinia. El vaquero de Brasil, el boliviano que sube al monte Sorata, el gaucho que cruza las llanuras. El samoyedo, el finlandés, el siberiano, los valles de Suiza. Viena, San Petesburgo, Berlín, Constantiopla, Adelaida, Sidney, Melbourne. Londres, Manchester, Bristol, Edimburgo, Limerick, Madrid, Cádiz, Barcelona, Oporto, Lion, Bruselas, Francfort, Stugartt, Turín y Florencia. Moscú, Cracovia, Varsovia, Cristianía, Estocolmo, el Irkutsk siberiano y alguna calle de Islandia. Argel, Trípoli, Derna, Mogador, Tombuctú, Monrovia, Pekín, Cantón, Benares, Delhi, Calcuta y Tokio. Alepo, las ferias de Kiva y las de Herat, Teherán, Mascate y Medina. Egipto, Menfis y el tebano yacente. Hijos de Inglaterra, de poderosas tribus, de los poderosos imperios Eslavos, hijo de Rusia, africano de origen nebuloso. Noruego, sueco, danés, islandés, prusiano. Español de España, portugués. Francés, belga, holandés, austríaco, lombardo, huno, bohemio, labrador de Estiria. Vecino del Danubio. Obrero del Rin, del Elba o del Weser. Sardo, bávaro, sajón, válaco, búlgaro. Romano, napolitano, griego. Matador de la arena de Sevilla. Montañes en el Tauro o en el Cáucaso, persa de hermoso cuerpo, chino, tártaro, judío. Armenio que meditas cerca de algún brazo del Aufrates, en medio de las ruinas de Nínive, que subes al monte Ararat. Suez, Bab-el-Mandeb, Nazaret, Damasco, lago de Tiberíades, mercader del Tíbet, de las tiendas de Lhassa, japonés. Madagascar, Ceilán, Sumatra, Borneo, islas de los archipiélagos del mar. Hotentote, habitantes de Kamtchatka, groenlandés, lapón, negro austral, desnudo, rojizo, fuliginoso, cafre, bereber, sudanés, beduino ignorante, rudo, zahareño. Madrás, Nanquín, Kabul, el Cairo, vagabundo extraviado en la Amazonia, patagón, habitante de Viti…

En el nombre de América y de Walt: ¡los saludo! y brindo por ustedes, vivos y muertos de todos los tiempos tiempados, ahora y siempre.    

Quisiera escribir un librito de poemas sólo de nombres, solo nombres sonando, ni argumentos, ni imágenes, ni comentarios. No ideas no símbolos no confesiones: bellos y sonantes nombres.

Conversaciones con C. y E. sobre cómo vamos a seguir con el consultorio, cómo ir construyendo la nueva normalidad. Incertidumbre. Vértigo. Vueltas y más vueltas. Aires de cambio.

El traqueteo del tren ¿cada cuánto? ¿15 minutos? ¿30? Las tareas de I. ¿Hasta cuándo? No aguanto más. Dólar loco. Ánimos por el piso. Enojos. Todas las cosas pasan, ésta también pasará.

Diferentes maneras de dar vueltas en la cama, sudores fríos, vueltas sobre vueltas, todos estamos desbordándonos, al límite, con poca soga. ¿Qué nos desvela además de una pena extraordinaria? ¿El titilar de la luz? ¿El sueño hecho jirones? ¿La noche oscura? ¿La duda? ¿El fin?

El hartazgo de I. Está hecha una furia. J. muy pegote. Necesito que vuelvan las clases ya.

Ayer pasamos el día en lo de L., pileta y lindo fresquito a la sombra del tilo. Hoy llueve y llueve ininterrumpidamente. Leo pdfs de Diario de Poesía. Poesía brasileña y paraguaya chamanizando esta realidad loca. Wilson Bueno, Carla Fabri, Montserrat Alvarez, Edgar Pou, Cristino Bogado, Jorge Canese, Douglas Diegues, dale paraguayesis nomás. Lengua dulce, húmeda, caliente y elástica, vestigios primitivos, viento ausencia agua barro verdynegro burbujeos misteriosos ríos reventados de contrabando, acorrentándose caudalosos, soltando chispas de sol, resolana más barro ladrillo siesta flores perfumadas dengue cerveza helada, mandarinas y tereré, dale dale meta cumbia paraguayesi bachata lambada samba bossa y milonguita, mixtura de triple frontera, portuguarañol. Un zumbido corta la siesta, un zumbido acocalado. Canta el urataú de espaldas a la luz.

Anoche soñé con T. Aparecía con L. por la entrada de Montevideo, yo la veía llegar y el corazón me saltaba de alegría, me daba literalmente un salto y sentía cierta confusión, sabía que estaba muerta pero a la vez no, estaba viva y muerta al mismo tiempo y yo la abrazaba fuerte y no la soltaba y ella me decía algunas cosas que ahora no recuerdo en el oído y me desperté llorando. Un mosquito me había comido el brazo derecho. Una señal de la lluvia que se venía hoy.

NOVIEMBRE

Fui a lo de T. La casa se va desmantelando de a poco, tomé café con L., recorrí cada parte de la casa, busqué el juego de platos con el pavo real que me había dejado. En un cajón encontré las cartas con las que jugamos infinitos partidos de canasta, incontables solitarios mirando la tele fumando y conversando, cuando las vi se me escapó un sollozo que salió desde muy adentro, había olvidado el dibujo de vaquita de San Antonio, el color del fondo gastado, su frase tan típica: a estas cartas hay que ponerles talco, se pegan, con el pucho entre los labios mientras sacaba una carta del mazo. Un día alguien olvidará mi voz, los detalles de mi cara, la temperatura de mis manos, mi olor. Un día alguien hurgará en mis libretas, revolverá los papeles de mis cajones, las fotos, buscando una señal, una cronología, una palabra que nombre no sé qué. Y de golpe: craaac. Grieta que se abre y aparece un recuerdo, un olor, una imagen fugacísima que golpea y vuelve a desaparecer.

¿Qué quedará de mí en la memoria de mis hijas? ¿a qué recuerdos, a qué visiones volverán cuando yo ya no esté?

G. hace religión de los recuerdos y los edulcora con un sentimentalismo apabullante. ¿Quién soy yo para juzgarlo? Cada uno hace lo que puede, cada uno transita por estos momentos con su estilo propio, hay quien reclina la cabeza piadosamente, junta las manos en posición de fe, susurra plegarias y se encomienda, hay quien decide olvidar y seguir, hay quien se enoja, despotrica, se resiente, yo, muda, lloro en cuclillas, doblada de dolor.

Paciente nueva que leyó los primeros doce tomos de la obra de Freud. Le arden los ojos de tanto leer. Tengo una tesis: el depresivo, todo depresivo… tiene que ver con la angustia. Lo dice bajito. Yo… a veces… no sé qué hacer con la angustia. Yo tampoco le contesto.

Atrincherarse, replegarse, callar. Pongo Miles, su trompeta grita y canta a la vez, no es el erotismo de Roy Eldridge, ni la furia electrizada de Dizzy consumiéndose en su propio fuego, es más bien una tristeza que sigue y parece que no va a terminarse nunca, frágil meditabundo solo sopla Miles largas oraciones palpitantes, corazón de tinieblas, negro sobre negro, acero, bronce y hojalata se enroscan en el oído. Busco un hilo para los poemas de nombres, por ahora lo que tengo es algo medio sonso.

Ishmael Harry Haller Julien Sorel

Sal Paradise benditísimo Mauro Chavarría

Humbert-Humbert Raskolnikov Mr Krutz

Tom y Huck

Watt Molloy Malone y Estragon

Batsheva Emma Molly Alicia

Anna Hedda Scarlett Beatrice

Leopold Bloom

el Loco Rodriguez

Alonso Quijano

Frannie Glass

HCE y ALP.

Años y años dándole vueltas entercada a ese ladrillo hermoso que es Ulises. Después el inagotable FW. Para mí, desde 1922 mi libro ha sido más real que la realidad. Todo tiene que dejarle paso, dice en una carta. Las carcajadas en el número 2 de Square Robiac rebotaban contra las ventanas del callejón y se perdían por la rue de la Grenelle, música de reflujo riocamino ellas fluyen.

Hoy Comí Ensalada

Hace Calor Exageradamente

Huevo Con Éxtasis

Hordas Caóticas Encendidas

Humillados Cansados Existimos

Habremos Conseguido Evaporarnos.

Antes La Perdí

Abriré Los Porrones

Arriba Las Palmas

Abajo Los Peros

Anonadada Lumínica Piel

Amadas Libres Posesas

Agujereada Leída Perdida Annaliviaplurabelle.

Hoy descubrí que Lucy Ellmann, hija de Richard Ellmann, autor de la monumental biografía sobre Joyce (que a su vez también tenía una hija que se llamaba Lucía), repito: Lucy, casada con un también escritor americano pero viviendo en Escocia escribió una novela compuesta por una sola oración que dura un poco más de mil páginas, el monólogo interior de una mujer en la ciudad de Ohio, EE.UU. que trabaja en una panadería y cría 4 hijos. Oh, bendita internet que me traes esos datos maravillosos. Me pedí la novela por bookdepository. Ducks, Newburyport se llama.

Redes, hilos invisibles cubriendo el aire, hilos que nos unen entre nosotros, nuestras casas, países, continentes, nos unen también al espacio satelital, al espacio sideral, máquinas que giran y giran ininterrumpidamente y hacen vibrar el aire con sus hilos cargados de información y los cables en el fondo del mar vibran también, les responden, fluye la información, aire agua tierra chispazos de fuego, ondas y más ondas infinitas ondeantes ondas atraviesan los cuerpos, los modifican los tuercen los inflan los matan, los reviven, los transforman. Tejido es la palabra que se me viene, red neuronal red satelital red social, echad las redes a ver si hay pique pip beep squick, el sonido del universo es como el del viento barriendo un desierto repleto de antenas.  

La teoría del big bang sirve para explicar la del origen humano también, hay un punto, una explosión o algo que nace, una confusión un estallido un empuje, no podes volver pero su onda expansiva necesariamente marca una dirección. El origen es un agujero negro. Después: confusión de lenguas.

Alí Babel y las cuarenta lenguas zarandeadas escupidas masticadas y remanshadas ¡Abre tus sesos amor!

Horada avernal avárica birlada bobina convalece convida desiertos helados ventisqueros infrenables fisura rancia querenciante y pedigüeña bobalicona sin ranuras. Los roces del amor los goces del espanto en el espaciomiento de las letras.

¡Aracateté! Portadora de la antiquebradura tentada ante la tevé. Qué vidurria. Enchastrada, cadenciosa con excepciones. Lenguaraz desparramada con efectos de remache y carcajadas.

Arrach arrash crash. Muack muack squish paw toc tac a ta.

Descubro unos versos escritos por I. en mi libreta:    cuarentena te boy a matar

                                                                                              con literatura de verdad.

A la noche vemos una película y comemos pizza, les digo comamos la pizza como en las películas yanquis, doblando la porción en dos como si fuera un pedazo de papel.  Suenan las cuentas de su collar, se entrechocan como piedras de río, cada tanto refulgen como sus dientes cuando se ríe. Parecen sugus confitados.

Acompañé a V. a la entrevista que le hacían en un hogar en Florida Oeste. Si la aceptan, va a ser un alivio para mí porque desaparece la posibilidad de que termine en el Moyano. Esperamos sentadas en un banco en el jardincito de la entrada. V. envuelve uno de sus dedos salchicha con papel de aluminio, una de las puntas está cubierta por un pedazo de cinta adhesiva gruesa que le pidió a una enfermera, la otra punta está doblada hacia arriba. Ahí mete la planta de lavanda que arrancó del parque del hospital y aprieta con fuerza, le da mecha y aspira como si no hubiera un mañana. Larga el humo despacito y el perfume de la lavanda invade el espacio por unos segundos. Después de esto duermo como un angelito dice con los ojos semicerrados. Mantenemos una entrevista con un médico con respiración enfisémica que lo único que le interesa saber es si es violenta. Aseguramos una y otra vez que de ninguna manera es violenta. Desnorteada descoyuntada V. La voy a extrañar como loca. Nos contestan la semana que viene.

Cada una maneja su chifladura como puede.

Además de las gallinas en Gadda, releo Cerretani y descubro más de media docena de batarazas picoteando barro en el patio de los Cacabo, me sigue el espíritu gallináceo. Dos citas de Arturo:

El cacareo de esa mujer traducía un silbo de serpiente. La segunda: No pensar en nada, escuchar el latido de las venas y dejar colgar las piernas, eso es la tristeza.

Su hija Marcia fue una de las autoras de la fantástica telenovela La extraña dama con Luis Kulliok y Jorge Martinez.

Un hígado puede regenerarse como la mágica cola de una lagartija. Es mi deseo más profundo. Que la operación de C. salga bien.

Me desvelé la madrugada de domingo previa al feriado del lunes. Escuché un taconeo que sonaba como tiros a esa hora de la madrugada negra como carbón, como humo y no pude volver a conciliar el sueño. A las 6:06 no aguanté más y me levanté, preparé un mate y salí a la terraza con el kindle. La selva en la que se ha convertido la terraza es un placer. El perfume dulce del cedrón y el aire fresco de la mañana, las baldosas todavía frías. Más tarde pileta. Abran cancha que se viene la carancha grito y me zambullo en medio de las carcajadas casi ahogadas de las chicas. N. se ríe con los ojos.

Annie Le Brun anuncia que estamos en guerra contra la domesticación, contra la colonización de nuestros paisajes interiores. Le pone la faca entre los dientes a William Morris, a Rimbaud, a Reverdy, a Jarry, a Vaché. Es una guerra sin fronteras, los especialistas en neutralización nos quieren quitar el silencio, la atención, el sueño, el aburrimiento, la ensoñación, todo aquello de lo que no se extrae un valor. En cuanto a la palabra poesía, si solo quedaran los poetas de este fin de siglo para darle sentido, creeríamos que es sinónimo de pose, vacío, pusilanimidad, suficiencia, incontinencia, hinchazón y, a fin de cuentas, de profunda deshonestidad. La poesía como adorno, en las paredes de la ciudad, en el subte, en las publicidades, en los recitales pero no en el cuerpo, no el rayo que corta y rompe y transforma. Creo que estamos en el momento de mayor distanciamiento entre la palabra y el cuerpo.

En Del exceso de realidad se carga a todos, no le importa nada, puedo hacer una lista de peces gordos a los que critica, desde el papa pasando por Sollers y Kristeva y casi todos los intelectuales de Francia, a cierto tipo de feminismo norteamericano, presidentes, artistas contemporáneos consagradísimos (Yasmina Reza, Philipp Starck et al), escritores comprometidos, el asesino Castro, gran encarcelador de homosexuales, el más que sospechoso Brecht, el policía stalinista Neruda y puedo seguir tirando nombres por un rato, se los baja uno por uno. 

Paro en todos los hospitales de la ciudad, paramos y nos movilizamos a la jefatura de gobierno este jueves. Las paritarias que nos ofrecen son ridículas, parecen una burla. Aplausos de cocodrilo.

Oíd mortales

la puteada soltada

con liviandad con ansiedad en soledad.

Oídla malditos mezqinos mortales.

Salgo a caminar para diluir mis ganas de pegar romper gritar, estoy exhausta, al límite de mis fuerzas. Tengo el cerebro refrito, un martilleo en la sien, en el pecho. Hoy saliendo del estacionamiento del hospital choqué a un auto estacionado, no lo vi, directamente no lo vi. Hice marcha atrás y crrrash. El daño estaba hecho. Tuve el impulso de acelerar y tomarme el palo. No pude. Averigué y el auto es de un pesuti del gremio. Hice tripas corazón, lo encaré, le dije lo que había pasado, gracias por tener códigos, todo bien, que se ocupen los seguros, quedáte tranqui querida, no pasa naranja. Así llego. Nos habilitaron unos días de licencia antes de que termine el año así que nos vamos al mar. Para mí este año y este diario terminan el viernes 4 de diciembre.

En el mismo momento en el que leo el verso piensa pa´ sí el toro y rejunta sus últimas juerzas en un poema de Leónidas, en el mismo exactísimo momento, Andrés Calamaro canta con voz rasposa pero tú solo tenías ojos para el joven matador de toros… L.L. mueve su mostacho amarillento con descarada picardía.

Me pica la nariz, alguien me envidia o me critica o algo pasa no me acuerdo exactamente qué. El cielo se estría hacia el noroeste. Me siento a mirar las plantas, el cedrón crece desbocado desparrama sus florcitas blancas dulces, las hormigas medio lelas por el sol y el calor pasan por detrás de la santa rita y desaparecen en el hueco negro del desagüe. Las flores de la bignonia caen sobre el agua con un ruidito casi imperceptible, tic.

Ha muerto Diego Armando Maradona, el último ídolo, pies de barro, zurda mágica, dolor alegría gloria contradicción decadencia.  ¡Qué año raro la puta que lo parió! Ahora se vendrá la batalla campal por lo que deja, hermanas hermanos primos sobrinos (la kitty la ana el chino lali lalo rita monona charly etcétera) un tendal de hijos desperdigados por varios países, mujeres ex mujeres novias amantes escondidas y reaparecidas representantes abogados amigos ex amigos colaboradores periodistas chimenteros cada cual jugando su juego, peleando por una tajada, por un pedazo no de Diego si no de lo que dejó. Me haría una cartulina enorme para saber quién es quién en esta telenovela que va a durar meses.

Todos vamos a kaputar bajo este sol dulce o en medio de la noche oscura.

DICIEMBRE

Diciembre es mi mes preferido, es como el viernes a la noche, promete, ilusiona aunque uno no de más de cansancio. Me gusta que N. sepa los nombres precisos de herramientas y plantas. Y que con el primer acorde siempre adivine qué canción puse en el equipo. No conozco a alguien que sepa más de música que él. 

La libreta con la tinta corrida por las gotas de lluvia. ¿Qué hacen mis manos? Estar atenta. A mi boca también, me di cuenta de que tuerzo un poco la boca cuando hablo, quiero tratar de controlarlo, no es todo el tiempo, tengo que examinarme más detalladamente para encontrar cuándo y por qué.

Armo bolsos. Faltan dos días. Siento un cansancio extremo no es cansancio es otra cosa, cómo decirlo, no encuentro la palabra no exhausta no quebranto no alienación, o sí, todo eso, y más. Dos días, hay que seguir, dame dame dame dame todo el power…

Caminé dos cuadras por la avenida Cabildo detrás un señor en bata rayada, tenía el pelo teñido de naranja zanahoria, zapatos de cuero marrón y medias tres cuartos grises. Por debajo de la bata podía verse colgando una manguerita transparente y la mitad de una bolsa con orina semibamboleándose con el movimiento de un par de piernas blanquísimas y sin pelos. Lo volví a encontrar dos veces más, siempre con la misma bata pero con medias de otro color.

Perdí media tarde buscando boludeces en la web.

Me caigo en el azul que se hace negro de esta noche de diciembre, toda idea de lo negro es débil para expresar la contundencia de negro sobre negro sobre negro, resplandeciente negro laca. La noche. Sueño con un paraguayo cantor, lleva la guitarra colgada en la espalda con un piolín sucio de sudor que le parte la busarda al medio, shorcito de fútbol, ojotas con los bordes gastados. Me suelta un chorro de palabras en guaraní, hago un esfuerzo por entender lo que quiere decir, ysipó rembó jurumi tatatina kurepa chapí mombary kambá que en mí se traduce chiribi chiribim tum tum yaki kaka taraí tralalá. Me quedo mirándolo extasiada hasta que de golpe se levanta, camina unos pasos hacia la derecha y con un movimiento ágil y veloz se hunde en una pelopincho humeante con guitarra y todo.

El tren está tan cerca que ya no lo escucho.

Cómo decirlo, rápido mal digo, lento es otra cosa, tengo que encontrar mi velocidad. El tiempo observa desde las sombras, a veces galopa, a veces queda en suspenso y entonces uno puede detenerse y aspirar el vacío, tragarlo y seguir. Revuelvo mis notas bajo la luz de la lámpara de escritorio. No quiero morir aunque todos vamos a hacerlo. Hago listas de palabras en guaraní, palabras con una música rara, flores extrañas brotando en esta siesta calcinante.

Kirirí: silencio

Nandí verá: vacío brillante.

Sapike: lámpara que apenas da lumbre.

Ryguasu: gallina

Hayviru´i: lloviznita

Toda lengua ke no copula desaparecerá inevitablemente. (Cristino Bogado)

Lucía Mazzinghi, 2020

Ph / Zimoun, Máquinas Nostalgia (2011)