Tres poemas / Susana Szwarc

Plegar

Aclara: se leerá la letra

entrecortada.

La cabeza ida y vuelta

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nos miramos

ida y vuelta suspiramos.

Sostenemos el sombrero   

la respiración.

¿Cómo no ahogarse?

Parecieran hablar

los ojos.

Pero no todos juntos sino

uno por vez.

Pasar

de ojo de hoja de lengua.

Sacar

una 

poner otra

del/en

el Libro.

¿Libro iría

siempre con mayúscula?

Sería un centeno un sustantivo

colectivo (sería)

un plural aunque tú

singular.

Si moviéramos las hojas

las aguas.

Como la vid

vida. ¿Cuál vida?

Bebamos agua de los mares

que se vuelva

dulce.

Flamean ayes

Que la lengua moje

detrás de las rodillas

delante de los codos.

Nos moje la frente

-se estire.

Que tu tututú de percusión

de sanación

moje el aire.

Que  tu tututú de pie

acosquille

el sonido de los platillos

y la voz sondee la letra.

(Merodee.)

Balbulizia pronunciaste

-la cabeza baja-.

-¿Qué?

¿Qué  escondía tu deletreo 

tu deleite en letra sobre la lengua

el pan trenzado

guardado 

entre los brazos?

La letra se movía

se abría la una de la una 

y el líquido

-viscoso- 

abejaba (miel).

Pastosa la frente

la fuente

el temblequeo

los renglones nuevos.

Flamean ayes. 

Que tu tutututú

en el punto.

Bermellón

¿Si se cierra la puerta

quién queda afuera

quién queda adentro?

¿Qué afuera qué adentro?

Tiraste las llaves

tiraste las letras. Caían

(caían ante mí).

Tres flores rojas

se forjaran. Un rojo

bermellón

pintaba el sueño.

Tres flores rojas

decías.  Llevaste

las manos a los ojos

el cuerpo se movía

como lumbre

los ojos descubrían

tres vueltas

(circulares).

Las llaves

-su sonido de metal

de catástrofe-

derretían hasta las llamas

de las velas.

Barraban.

Come la barra de chocolate

pequeña (pequeña sucia)

salteaste el renglón otra vez

entornabas la puerta. Entonabas almacén

de la alegría.

(Siempre/abiertas:

 por eso tan difíciles  

de ver /esas

puertas-

rezaba el cartel.)

Su rojo oro

decías y quitabas

sílabas

bisagras

puertas.

Si se cierran  quedarás afuera.

Si se cierran quedarás adentro.

Las mujeres se agolpaban a leer

a reír a volar a morir y volver

a nadar en el vasto espacio del sueño.

En cada garganta se formaban caras

de pájaros gargantillas para rodear

cuellos mundos.

Los pájaros cantaban la puerta es

un nido (escondido en la garganta).

Tres flores rojas bermellón

más sulfuradas

más aguas

más rojas.

Susana Szwarc

De  El libro (no) de los Salmos – Inédito.

Ph / Feliza Bursztyn, 1968