Valeria Melchiorre: Carne molida / una lectura de Augusto Munaro

Versos gatúbelos

Como suele ocurrir con los libros de Valeria Melchiorre, para esta poeta argentina, la poesía es, ante todo, una manifestación de la conciencia. Cierta inimitable percepción de las cosas a través de la lengua. Así, un poema como “Felineas” o “Chatte”, encierran una emoción concreta, pero es la emoción y algo más. Ese “algo más” se comunica como una sensación de encerrar de alguna manera el sentido del universo o, por lo menos, el sentido de un instante de existencia en el universo: la vibración de la vida. El poeta, entonces, descubre eso donde los demás solo veían la experiencia cotidiana, opaca y mil veces repetida. El poema cristaliza una iluminación, revela, saca a la luz, da a conocer algo que hubiera permanecido irreconocible. “Amplía” la realidad y su manera de verla. La originalidad de Carne molida, en parte, radica en la selección y relación que le otorga Melchiorre a las palabras. La trama lírica (o pretexto que son los gatos) se astilla, se hace múltiple. Se abre y expande en significaciones. Pronto lo erótico burlón, el sinsentido irónico, lo jocoso desestabilizante son, para nosotros, liberación. Un lenguaje que, por momentos, se reengendra a sí mismo. Es decir, repiensa el rol del lector. “No gastes en el nicho del gato / que el día menos pensado resucita / ¿gato estás? Dice el ratón / acá estoy afilándome en la cueva / filándome en la cueva / me en la cueva / ommm”. De este modo la autora presiona la sintaxis de cada verso u oración al extremo, para lograr un salto semántico, resignificando la lengua. Expansiva, su voz progresa en un constante fluir de relaciones. Una poética de apertura que no deja de renovar zonas del lenguaje.

Este modo excesivo de pensar los versos, de ir estructurando cada poema, permite al lector diversos modos (velocidades e interpretaciones) de lectura. Sería inadecuado seleccionar una forma. No cabe decir si el lirismo musical y proteico de Carne molida es bueno o malo, si está bien o mal hecho, porque lo que Valeria Melchiorre hace no se concentra en el acierto, sino en el riesgo que implica indagar formas desconocidas. Progresivo en paradojas, a contracorriente de los lugares comunes, la apuesta de Carne molida, utiliza a la escritura para cuestionarse la propia naturaleza del lenguaje. Entran en juego otros niveles de conciencia.

Augusto Munaro

Valeria Melchiorre, Carne Molida / Ediciones Urania, Buenos Aires, Argentina. 2021